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TIERRAS DEL OCCIDENTE: LOS OSCOS

Existe una leyenda negra de Los Oscos, cuyo origen debe buscarse en el desconocimiento que, de aquel hermoso trozo de tierra asturiana, tenían quienes la crearon y, en algunos casos, la fomentan todavía. Esta comarca, integrada por los concejos de San Martín, Santa Eulalia y Villanueva, situada en los confines de la Bobia, el Ouroso y los Cordales de la Sendiña, ha permanecido hasta hace muy poco tiempo casi ignorada para el resto de la provincia. En los últimos años, ha pasado a prestársele un poco de atención.

Se ha escrito bastante sobre Los Oscos y sus moradores, basándose en apreciaciones de un viaje demasiado rápido o en datos facilitados por gentes que no conocían la región. Se habla de Los Oscos casi como si se tratara de un país del Africa Negra o algo similar. Hay quien tiene la creencia de que es, tan solo, una tierra repleta de lobos y habitada por gentes incultas que viven en casas que no merecen tal nombre.

Esto, amigos oyentes, tal vez ocurriera por allí hace dos mil años. Hoy, desde luego, tal creencia no responde a la realidad. Hicimos hace muy poco un viaje por aquella parte del Principado y lo que voy a decirles es una pequeña muestra de lo que allí hemos podido ver.

Lo primero que llama nuestra atención, tan pronto el autobús sale de Vegadeo, es el paisaje que van descubriendo nuestros ojos, detrás de cada una de las muchas curvas que la accidentada orografía imprime a la carretera. Hay que subir continuamente, hasta coronar el puerto de La Garganta. Al borde de la ruta, diseminadas, se encuentran las casas de los labradores que, también, se divisan allá en los valles, entre tierras de labor, bosques y prados empinados. Parece imposible que el ganado pueda pastar por esas praderas. Ya arriba, corre ante nosotros por la carretera, un rebaño de yeguas y potrillos, a cuyo frente, majestuoso, galopa un garañón de bella estampa, con su larga crin blanca desplegada al viento. Nos dicen que van quedando muy pocos de estos rebaños.

El panorama que desde el alto de La Garganta se divisa es maravilloso. Es una tierra bravía, propia para una raza viril como la de sus moradores. Pasado el puerto, se inicia la bajada hasta llegar a Santa Eulalia. Hemos tardado escasamente dos horas y ya estamos en lo que podíamos llamar la capitalidad de Los Oscos. Santa Eulalia- la antigua Santalla- es una villa pequeña, pero muy pintoresca. Soleada, al abrigo de todos los vientos,  con excelentes tierras de labor y buenas praderías. Tiene un río en el que se pescan muy buenos ejemplares de truchas y que parece haber sido puesto allí para completar el paisaje. Tiene servicios médicos, veterinarios, comadronas, practicantes, farmacia, cuartel de la Guardia Civil, plaza de abastos, fuentes, abrevaderos, lavaderos públicos, fondas y comercios bien surtidos. Hay servicios de autobuses con Vegadeo que enlazan con las líneas de ALSA y con Fonsagrada, con enlace para Lugo. ¿Puede decirse que estamos en un pueblo atrasado?

Las posibilidades mineras de la comarca son sencillamente enormes. Y ¿qué diríamos de la riqueza forestal de Los Oscos? Las laderas de las montañas están densamente pobladas de castaños, nogales, eucaliptos, pinos, abedules y otras especies, que forman extensos bosques de un valor, por su madera, extraordinario. Y no están, ni mucho menos, agotadas las posibilidades de repoblación. Actualmente, ésta continúa en régimen de consorcio con el Patrimonio Forestal y es, además, muy importante la repoblación llevada a cabo por particulares.

De la excelente labor allí desarrollada basta decir que, según recientes datos estadísticos que el ayuntamiento posee, no llegan al uno por ciento los analfabetos entre la población adulta. Hay verdadero afán  por un continuo aumento del nivel cultural y hemos visto detalles que revelan cuanto hacen para conseguirlo. Así, por ejemplo, en algunos pueblos, los mismos vecinos han levantado escuelas y casas para el maestro y en otros han mejorado mucho los edificios escolares. Nos dicen que sienten mucho la falta de bibliotecas, pero que no cuenta el ayuntamiento con medios para su instalación.

Son famosas las ferias anuales de Santa Eulalia que se celebran en el mes de diciembre y en las que puede verse excelente ganado de cerda. Llegan hasta allí compradores de ganado de toda Galicia, Asturias, León y Castilla, y hasta para Aragón se llevaron muchos cerdos cebados en las del año pasado. Se celebra, también, la feria anual de San Isidro, en este mes de mayo, y ferias mensuales, el primer domingo de cada mes. También hay mercados, cada tercer domingo de mes, en los que pueden adquirirse aves, frutos del país, huevos, los famosos jamones y lacones de Los Oscos y otras muchas producciones agrícolas y ganaderas. Los precios son siempre más baratos que en otros mercados más cercanos a los grandes centros de consumo y la calidad excelente.

Se llevaron a cabo, recientemente, muchas obras en toda la comarca, entre las que tal vez sea la más importante la electrificación rural, puestas en marcha mediante el Plan de Cooperación y con la colaboración de los beneficiados. Se han  construido, igualmente, la Casa del Médico, una plaza de abastos, fuentes, lavaderos y servicios higiénicos públicos. Pero hacen falta, todavía, muchas otras cosas, entre las que podrían destacarse la Casa Consistorial, servicio telefónico y un grupo de viviendas.

Vemos, por tanto, que en esta parte de la provincia no existe un territorio semisalvaje que descubrir, como algunos ignorantes o mal intencionados han dado a entender. Ya estaban Los Oscos bien descubiertos, cuando el rey Felipe II otorgó a Santa Eulalia el título de villa y jurisdicción ordinaria para su justicia, mandando redactar las correspondientes Ordenanzas, cuyo expediente de libertad comenzó en 1.583 y terminó un año después. Existen documentos originales que atestiguan cómo muchos de  los vecinos de la entonces llamada Santalla, eran nobles, y aún puede verse en el archivo  un curioso expediente, formulado con motivo de tener que levantarse la horca en cierta ocasión, en el que queda bien sentado que tan ignominiosa tarea había de ser llevada a cabo por los plebeyos. No cabe duda de que ya Los Oscos tenían entonces mucha importancia, cuando merecían la atención de un monarca que reinaba sobre un imperio sobre el que no se ponía, según dicen las crónicas, el sol.

De Los Oscos salieron hombres como Don Antonio Raimundo Ibáñez, Marqués de Sargadelos, creador  de la famosa cerámica, que había de llegar a ser un gran personaje de la Corte de Carlos IV y gran amigo de Goya y del favorito Godoy.

El tiempo de este espacio radiofónico apremia y es preciso terminar esta charla, aunque habría todavía mucho que decir sobre Los Oscos. Tal vez otro día podamos volver sobre el tema para dejar bien sentado que si es cierto que allí no hay nada que descubrir, porque ya lo está,  hay en cambio mucho que ayudar. Merece esta comarca, al menos, la misma atención que cualquier otra de la provincia. Hagamos nuestro eso de si la montaña no viene a nosotros, vayamos nosotros a la montaña. Vayamos a las montañas y a los valles situados entre La Bobia y el Ouroso, conozcamos los problemas de sus moradores y hagamos que cada día se sientan más cerca de la gran familia astur, tanto física como espiritualmente.


César Lombán
Programa Habla Tapia. Radio Luarca
Jueves, 8 de mayo de 1.958

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