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NAVIDADES EN TAPIA

Este año, las navidades se desarrollaron en Tapia en un ambiente propio: lluvias abundantes, fuertes granizadas y un viento helado que pasaba ululando en fuertes rachas, haciendo golpear las puertas y ventanas y metiendo el agua a través de las tejas. Un tiempo tal  como nos lo describen en las novelas, en el cine y en aquellas estampitas de antaño, cuando todavía los Christmas no habían hecho su aparición con sus extravagantes dibujos dalineanos. Si bien es cierto que no llegamos todavía a disfrutar de panoramas con tejados cubiertos de nieve – al menos en los pueblos de la costa -  no cabe duda de que tuvimos el frío necesario y algo más.

Pero nos gustan las Navidades así, aunque ello aumente nuestra colección de sabañones. No van bien a nuestro carácter norteño esas nochebuenas con juergas fuera de casa y cenas en locales elegantes, tan caras como poco nutritivas. En Tapia, pueden hacerse los honores debidos a un lacón de los Oscos curado al humo o a un buen pollo asado, sin que nos remuerda la conciencia pensando que tal vez el vecino no tenga para cenar, porque si bien es cierto que no todos somos ricos aquí, también lo es  que aquí no hay pobres que no puedan celebrar la venida a este mundo del Niño-Dios hace mil novecientos cincuenta y siete años, con una cena más o menos extraordinaria. Al menos en un año como éste en que el mar fue generoso.

Aunque la noche del veinticuatro de diciembre fue lo que se dice de abrigo, asistió mucha gente a la Misa del Gallo celebrada en nuestra Iglesia Parroquial, y después  no faltó un grupo de animosos muchachos dispuestos a demostrar que el tiempo nunca es tan malo como para impedir que se canten un par de canciones bajo la ventana de una chica guapa. Es ésta una costumbre que no debe desaparecer aunque, a veces, un mal uso de la palabra gamberro, aplicada injustamente, desaliente a la gente joven.

También el día de Navidad, la noche de fin de año y el día de Año Nuevo fueron dignamente celebrados en Tapia. La Fiesta de Reyes revistió este año en nuestra villa extraordinaria importancia. Se organizó una gran cabalgata para que la gente menuda hablase personalmente con Melchor,  Gaspar y Baltasar. Una caravana abarrotada de juguetes les acompañó. También Tapia escribió, este año,  su carta particular a los Reyes y les pidió, en ella, muchas cosas: Buenas costeras para el año próximo, que sea una realidad lo de esa nueva fábrica de alginatos y derivados de las algas, que se termine antes del verano el Hostal, que se pavimenten no se cuantas calles, que cesen los apagones, etc. etc.

En fin, amigos, Tapia se despide de este año de mil novecientos cincuenta  y siete – que pasará a la historia como bastante bueno – y recibe a su sucesor con el corazón lleno de esperanza y optimismo, porque los tapiegos – gente de Tapia, tambor y gaita – son optimistas por naturaleza, gracias a Dios. Que  este año cincuenta y ocho sea feliz para todos los españoles y, de un modo especial, para todo el Occidente y para todas las villas, pueblos y aldeas de esta bendita tierra asturiana.

César Lombán
El Faro de Tapia, 7 de enero de 1958

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