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CAPÍTULO IV

“EL  FARO DE TAPIA”

Con fecha 7 de enero de 1956 vio la luz el primer número de esta publicación, en su segunda etapa de vida. La primera había terminado bastantes años antes, a principios del siglo XX. Comenzaba, en esa fecha, una publicación mensual bajo el empuje del CIT tapiego, del que ya tratamos en el capítulo anterior.

El Faro de Tapia nacía con vocación de ser la voz escrita del Occidente de Asturias. No existía otra publicación periódica, en esos años, en otras localidades de la zona, salvo en Luarca. Era una hermosa aventura protagonizada por un pequeño puñado de hombres de Tapia. Entre los propósitos iniciales del periódico estaba llevar los sucesos y la vida del Occidente de Asturias a la amplia colonia de emigrantes asturianos en América. Parece ser que había sido una sugerencia de estos el lanzamiento del periódico. Así se decía en el editorial de presentación de ese primer número: Primero queremos servir la apetencia de noticias de quienes viven dentro y fuera del concejo, vecinos a él o lejanos, tras la singladura atlántica, residiendo en América, pues no en vano ha sido sugerencia suya en gran parte el que acometamos la edición del periódico con pretensiones de cordial y caluroso mensaje para cura de nostalgias allende los mares.

Se trataba, además, de ser portavoz del Centro de Iniciativas y Turismo de Tapia y queremos, también, que no se encoja en los límites del término municipal, sino que esté dedicado, referido, hecho todo él, en definitiva, en todo el Occidente de Asturias, desde los Oscos a Villayón y desde Luarca a Vegadeo.

Figuraba como Director del periódico Eugenio Martínez Pérez, que firmaba como Eugenio de Rioja, periodista del diario ovetense La Nueva España. Éste, de vez en cuando, escribía algún artículo en El Faro de Tapia. Gran parte de los artículos los escribía César Díaz Echevarria, quien además ejercía funciones de Administrador y distribuidor, a la vez que perseguía colaboraciones y anunciantes. César era el alma mater del periódico y se esforzaba cada mes en llenarlo de contenidos. El periódico se editaba en Oviedo.





César Díaz Echevarria (en el centro) preparando, junto a varios colaboradores, el envío por correo de los ejemplares de El Faro de Tapia 

El periódico, si bien de bajo coste, necesitaba inevitablemente un determinado volumen de anuncios. Y ésta fue, como era de esperar su cruz.  El precio de cada número fue, inicialmente, de 2 pesetas para pasar más adelante a 3 pesetas. Una parte importante de los ejemplares se remitían a América y un número ya menor a otras ciudades españolas. Pero estos ingresos eran insuficientes. De ahí la necesidad, común en toda la prensa periódica, de los anunciantes.  Y esto fue una penosa tarea. Costaba mucho conseguir anuncios y más, todavía, que permaneciesen en varios números.

Por tanto, la vida de El Faro de Tapia fue una constante odisea. Fue un milagro que alcanzase los 36 números y se pudiese editar, mes tras mes, hasta  diciembre de 1958. Es decir, tres años completos de existencia, salvando toda suerte de escollos económicos. Pero la ilusión de su publicación podía con todo.

La mayor parte de los números publicados tuvieron 8 páginas. Hubo algún número que constaba de más. Todos los publicados presentaban varias fotografías y, en ocasiones, dibujos.

En lo que respecta a su contenido hubo secciones casi fijas. Es el caso de comentarios sobre el CIT, la denominada Destellos, la de sociedad  (lo que podríamos denominar ecos de sociedad),  datos del Registro Civil, Cartas al Director y crónicas de las diversas poblaciones de la zona del Occidente de Asturias. Siempre, uno o varios artículos sobre cuestiones relativas a Tapia de Casariego y a algunos de esos pueblos o villas cercanas. No faltaban otros sobre el mar y la pesca, fruto no solamente de la importancia que estos tenían en la vida de la zona, sino también de la pasión de su autor, César Díaz Echevarría, por todo lo marinero.

Entre las firmas que pasaron, con más o menos frecuencia, por El Faro de Tapia podemos mencionar, entre otras, las siguientes: Andrés Méndez, Jesús Ordóñez, J. Antonio Labandera y la que se escondía tras el seudónimo de Almed, que podría ser Alejo Fernández Méndez ya que éste colaboraba también con El Faro.  Pero, como ya se ha dicho, era César Díaz Echevarría quien corría con llenar la mayor parte de las páginas, firmando de diversas formas, tales como C.D.E, César Lombán, César Lombán del Eo, Lombán, C.D. Echevarría y, en ocasiones, sin firma alguna.

Entre los anunciantes más habituales, que se mantuvieron prácticamente durante los tres años de vida del periódico, podemos enumerar a: Casa Joaquina, Confitería Milín, la serrería de Navia de Fernando Fernández Jardón, el almacén de fontanería y sanitarios ovetense La Marquesina, Carmen Pérez- Venta de mariscos, Droguería Cantábrica de Gijón, la sastrería R. Álvarez, Hijos de Carlos Albo S.A., Automóviles Luarca S.A. (ALSA), Anís de la Praviana, la gestoría administrativa de Oviedo Azcárate, Foto Súcaro, La casa del avicultor- García Saavedra, de La Caridad, el hotel La Marina, Almacenes Generales  y sus botas Chiruca, Navarro Óptico, Cantabria Agrícola, de Oviedo, Ramón Santamarina- Tejidos, el médico de Oviedo Dr. Eduardo G. Menéndez, Casa Julio y  la academia de corte y confección María Luisa. En los últimos números aparecen otros como Francisco G. Méndez- Carnets de conducir, Droguería Iñaki, de La Felguera, y Naranco- Minas mecánicas. Se observa que no hubo progreso en este importante capítulo de la publicidad. Ésta era, además, sumamente sencilla y sin el menor diseño. En la segunda parte de esta obra se han incluido algunos anuncios de esos establecimientos.

En los diversos capítulos de este libro se comentan aspectos, referidos a las distintas villas y pueblos del Occidente asturiano, que fueron objeto de artículos o noticias de los números de El Faro de Tapia publicados. Por este motivo, no se expone aquí el contenido del periódico sobre ellos.

Tras el número 34 de El Faro de Tapia, publicado el 7 de octubre de 1958, se produce la marcha del principal soporte de la publicación a Ribadeo, su nuevo domicilio profesional y familiar. De ello da cuenta un suelto de ese número que dice: Marcha sentida. Ha sido destinado a Ribadeo (Lugo) para hacerse cargo de la Agencia de los Seguros Sociales de la Cofradía de Pescadores y como Oficial de la Delegación Comarcal de Sindicatos de dicha villa, nuestro entrañable amigo César Díaz Echevarría que en esta villa también estaba empleado en la Delegación Comarcal de Sindicatos y era una de las piezas fundamentales en la edición de este periódico.

Muchos elogios había que hacer a favor  de este buen amigo, a quien tanto apreciamos todos los tapiegos, pero nos limitaremos a desearle los mejores auspicios en su nuevo cargo y a reiterarle, una vez más, nuestro más sincero afecto y el de todos los radioescuchas que echan de menos sus semanales charlas tituladas “Habla Tapia”, en las emisiones de los viernes de Radio Luarca.

Y tras esta marcha, poco tiempo más duraría ya El Faro de Tapia. El 7 de noviembre sale el número 34. Curiosamente quienes lo editan, tras la marcha de César, repiten el número anterior en el ejemplar de noviembre. Con ello, la secuencia numérica quedó duplicada en el 34. El  7 de diciembre de 1958 sale a la calle un nuevo número del periódico. Le asignan los números 35 y 36, evidentemente con ánimo de corregir el error sufrido en el número de noviembre.

Ese ejemplar de El Faro de Tapia del 7 de diciembre de 1958 sería ya el último. No salieron ya más números y se ponía fin así a la segunda etapa de esta publicación. Cargado de nostalgias, un editorial dice:  El Faro dice ¡hasta la vista! Quizás este número sea el último de El Faro de Tapia, debido a una crisis interna producida por una aguda falta de fondos para afrontar los gastos de la empresa. Hasta ahora fiábamos  en el pago de las suscripciones de ultramar, lo que nos causó engorrosos trámites para cantidades realmente insignificantes. Dejamos el envío del importe a la voluntad de los tapiegos, naviegos, castropolenses,  vegadenses, boalenses, etc y hasta luarqueses de allende los mares que recibían puntualmente el periódico. Pero, apenas, si hemos recibido una octava parte de nuestro crédito.

Además, muchos tapiegos que se dicen amantes de su villa, que han visto incrementar su negocio gracias a los veraneantes que ha traído EL FARO, apenas si quieren saber nada de esta crisis por la que atraviesa nuestro portavoz. Ellos debieran ser los que mediante la contrapartida de anuncios, mantuvieran la salida puntual de EL FARO, hasta salir de este déficit. La decadencia del FARO indica, en cierto modo, la decadencia de Tapia, que se queda sin voz para exponer sus problemas.

De no buscarse una solución antes del próximo mes de enero, EL FARO DE TAPIA dice a sus lectores ¡hasta la vista! Es posible que a la larga se eche de menos la compañía de este periodiquín y nos decidamos a patrocinar de algún modo su reaparición.

Entretanto, deseamos a todos nuestros lectores y anunciantes felices Pascuas y próspero Año Nuevo.

Es evidente, que quienes estaban al frente del periódico en esos últimos momentos se sintieron y se quedaron solos, sin ninguna clase de ayuda. Su tono amargo delata sus sentimientos. Pero, en todo caso, no cabe duda que se notó, por completo, la definitiva ausencia de César Díaz Echevarría al timón del periódico, que durante los tres años anteriores había llevado.


A continuación se muestra la portada correspondiente al número 1 de El Faro de Tapia. En el capítulo denominado "Portadas de El Faro de Tapia" se muestran otras 25.

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