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CAPÍTULO III

EL CIT DE TAPIA DE CASARIEGO


El Centro de Iniciativas y Turismo de Tapia fue creado siguiendo el camino trazado por otros existentes, en esa época, en otros lugares. Un grupo de activas gentes de Tapia, unieron sus esfuerzos para poner en marcha este organismo. Como su propio nombre indica, se trataba de fomentar iniciativas que pudieran atraer turistas y visitantes a Tapia. Pero ¿por qué esto? ¿Por qué en ese momento?




En la primera mitad de los años cincuenta, una vez que el país comenzaba a dejar atrás las secuelas de la guerra civil y los primeros años de la reconstrucción y las mil penurias pasadas por la población española, se inició un lento despertar a la vida, la conciencia colectiva de dar nuevos pasos. Y se empezó en toda España a pensar en el turismo. El país, muy empobrecido y todavía en fase de reconstrucción, tenía un enorme potencial para atraer visitantes. La naturaleza, la cultura, los monumentos históricos, el clima, los precios muy distantes de los del mundo occidental... Todo estaba a favor. Y Tapia no era una excepción.

Tapia era un pueblo pequeño, pero trazado por una mano maestra. Centrado sobre su pequeño puerto, la dársena y con unas pocas callejuelas en confluencia hacía él. Con un entorno de naturaleza de bosques y praderas. Y sobre todo con una playa excepcional. Éste era su fuerte, ésta debía de ser la baza a jugar juntamente con la enorme paz y tranquilidad de la vida tapiega.

Los hombres que iniciaron el CIT y quienes tiraron de ese carro en los años cincuenta fueron conscientes de que la playa de Tapia era una mina. De amplio arenal, muy protegido de todos los vientos, de fácil  y rápido acceso desde las casas del pueblo y con unas olas  excelentes para la práctica de algunos deportes náuticos. Por tanto, la playa fue considerada como el centro de todas las actuaciones a llevar a cabo. Por esa época, en plena explosión de eslóganes publicitarios y turísticos por toda la geografía española, tras su nacimiento en la costa mediterránea, se acuñó para la villa el de Tapia, una sonrisa en el Cantábrico. El Faro de Tapia señalaba al periodista ovetense Juan de Neguri como su autor. También se empleó con profusión el de Playa de Oro de la Costa Verde, referido al hermoso arenal de Tapia. Y, por terminar, con elementos propagandísticos que se emplearon en esos años, podemos citar los folletos que se distribuían profusamente señalando a Tapia como el único lugar de verdadero descanso.

El CIT de Tapia de Casariego se fundó en el año 1952, con la finalidad de fomentar la corriente turística  veraniega hacia la villa. Según el número 1 de El Faro de Tapia, se debió a Francisco Labadie, Gobernador Civil, entonces, de la provincia la idea de su constitución. El CIT se unió, tras su creación, a una Federación de centros similares de otros lugares de España. Paralelamente, tomó sobre sí otras funciones. Entre éstas, la de organizar anualmente las fiestas de Nuestra Señora del Carmen y las de San Pedro, colaborar con el Ayuntamiento en el cuidado urbanístico de Tapia  y editar el periódico que se denominaría, a su nacimiento en 1956, El Faro de Tapia.

En el  citado número 1 de El Faro de Tapia, al tratar del CIT como motor de las iniciativas turísticas de Tapia, se decía :...una villa encajada entre la playa, el puerto y la campiña; tranquila, con buenas comunicaciones y con todas las comodidades de la vida moderna cubiertas; y con una población propicia a dar facilidades y afecto a los forasteros. Y sobre esta materia prima venimos trabajando con buen éxito: hay un hecho cierto, el número de veraneantes de Tapia se ha multiplicado por 10 o más desde hace 5 o 6 años.

Sin duda alguna, salvo en lo de las comodidades de vida moderna, tema en el que la exageración era elevada, en el resto se aludía a una realidad palpable. El crecimiento del número de veraneantes en la villa se podía constatar.

Es importante señalar, tal como indica el citado nº 1 del periódico tapiego que: ... todos los directivos del CIT, los actuales y los que lo fueron antes, trabajan con el más absoluto desinterés, hay en los estatutos un artículo que prohibe a sus directivos percibir cantidad alguna por trabajos que a la entidad presten.

Con anterioridad a 1956 pertenecieron a la Junta Directiva del CIT, entre otros, Nicanor Cancio y Garci-Armero, Julio Fernández García, Marcelino Bobis Sanjurjo,  Juan José Carrasco Maseda, Ovidio López López, Mariano Maseda Gallo, Luis Fernández Vigier, Adolfo Pola García, Manuel Méndez López, Victor Aragón Tejerina y Sixto Tamargo Fernández.

En 1956, la Junta Directiva del CIT de Tapia estaba formada por: Joaquín Pérez Núñez, Presidente; Ramón Santamarina Maseda, Vicepresidente; Camilo López Tobalina, Secretario; Manuel García Sánchez, Contador-Tesorero; el Alcalde, Manuel López González, el Delegado Comarcal de Sindicatos, Nicolás López  Cancio, Timoteo Arias Pérez, Moisés Balabasquer López, Gumersindo Fernández Méndez, Eugenio Maseda Santamarina, Andrés Méndez García, Severiano Méndez Rey y José Pérez García, todos ellos como Vocales.
Una de las actividades más importantes, por la repercusión que tuvo para el turismo de Tapia, fue una rifa. Se denominó Su veraneo por un duro. La idea se debió, según parece, a Ramón Santamarina Maseda y fue declarada de utilidad pública. Se trataba de sortear varias estancias veraniegas en Tapia. Para ello se hizo una sencilla, pero eficaz, propaganda por Asturias y, más tarde, por el resto de España, con especial incidencia en Madrid. Los carteles anunciadores de esta rifa, con una hermosa vista de la playa de Tapia, se exhibieron en diversos restaurantes y bares de la capital de España, aparte, claro está, de Oviedo, Gijón, Avilés, Langreo, La Felguera y otras poblaciones asturianas. Con respecto a esa rifa, que en los años 1956 y 1957 permitió recabar unos fondos importantes para el CIT y para la publicidad turística de Tapia, caería en 1958 víctima, al parecer, de la Hacienda Pública que le cobraba una importante cantidad en concepto de impuestos, tal como reflejaba, con tristeza y enfado, un breve artículo de El Faro de Tapia de abril de 1958. Con esto desaparecería esta iniciativa tapiega.

Pero el CIT de Tapia llevaba una vida económica difícil y llena de baches. Todo cuanto se trataba de hacer, siempre en la línea de propaganda del pueblo y de su playa para atraer veraneantes y turistas, costaba dinero. Pero ¿de donde sacarlo? Se iba obteniendo como se podía. El Faro de Tapia refleja continuos lamentos y peticiones de ayuda a diversos organismos oficiales y a la colaboración del comercio y empresarios tapiegos. Con frecuencia, estas peticiones se dirigían hacia  la Diputación Provincial, pero parece ser que no eran con frecuencia escuchadas por esta institución. Un artículo de agosto de 1957 refleja ya el pesimismo de algunos al no lograr salir el CIT de problemas económicos. Achacaba esto al haberse hecho cargo, a la vez, del desarrollo turístico del pueblo y de la organización y financiación de las fiestas del Carmen y las de San Pedro, en el verano tapiego, y al no tener el apoyo económico suficiente del comercio local, principal beneficiario de la expansión turística.

El CIT, aparte de sus problemas económicos, veía como se le presentaban otros: la falta de apoyo del pueblo, el desdén de unos y el abandono de otros. Eso llevó a publicar frases como: ...Pues sí, triste es confesarlo, parece como si, una vez orilladas las dificultades ya no se desea contar con el CIT y cada vecino o cada industrial se complacen en hacer de su capa un sayo. Ya no hay calor para el Centro de Iniciativas y ya está en puertas la otoñal pulmonía que acabará con la empresa...

También, advierte el CIT a los vecinos de algo muy común en muchos lugares en cuanto aparecen los visitantes y turistas: del riesgo de matar la gallina de los huevos de oro. Así, señala: ... se han recibido quejas razonadas de malos servicios, de carestía de alimentos, de incluso doble precio en vigor para indígenas y para veraneantes accidentales... Apretar las clavijas al bolsillo de quien convive con nosotros estos meses supone, volvemos a repetirlo, ahogar la gallina de los huevos de oro que había traído en feliz  empresa el CIT...

En resumen, el CIT fue una muestra de un entusiasmo colectivo de un grupo de hombres de Tapia, que se lanzaron a la aventura de dar a conocer la villa al mundo, de abrir puertas y fronteras, de enseñar las infinitas bellezas de su playa, de su puerto y de su naturaleza circundante. Y lo lograron. A su manera, pero lo lograron. Los frutos están hoy a la vista. Tapia es un hervidero de veraneantes, visitantes y turistas durante los meses de verano. Su playa es conocida y reconocida como una de las mejores del Norte de España y es uno de los puntos de referencia de la práctica del surf. Los tapiegos de hoy han de estar agradecidos a aquellos hombres del CIT que tiraron fuerte del carro, cuando no había ni camino para hacerlo.

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